¿Es posible que alguien pueda sufrir de alergia a los CEM? ¿Cómo se puede detectar y evitar este problema?
La electrohipersensibilidad que puede generar los CEM trae consigo una serie de efectos que se pueden detectar a tiempo. Así lo han demostrado algunos estudios realizados por expertos, como por ejemplo, el profesor e investigador Olle Johansson, quien ha estado estudiándolo por al menos 20 años, y asegura que este fenómeno no es una enfermedad, sino una discapacidad funcional.
En Suecia reconocieron el trabajo realizado por este profesor, por lo que han tratado de tomar medidas que garanticen completa accesibilidad para los afectados. El Dr. Johansson asegura que hay personas que pueden ser más sensibles a estos campos y, aunque manifiesten síntomas similares a los de una enfermedad, no están realmente enfermos, sino que el ambiente contaminado que les rodea provoca reacciones físicas en ellos que impiden su funcionalidad y tránsito normal en la sociedad.
Esto no se trata de una simple revuelta social; pues, según la OMS, se trata de un asunto real y que al menos hay una cifra de entre el 1% y el 3% de las personas del mundo que pueden sufrir de hipersensibilidad electromagnética.
¿Qué es la electrohipersensibilidad?
También conocido por sus siglas EHS o sensibilidad electromagnética, es una condición en la que una persona comienza a experimentar algunos síntomas desagradables que son producidos por su exposición a las tecnologías y telecomunicaciones. Entre las que más se destacan, están aquellos dispositivos eléctricos tales como los teléfonos móviles, computadores, routers Wi-Fi y torres de telecomunicaciones.
Hoy en día, es un síndrome que resulta controvertido, pues muchas personas y organizaciones no lo entienden como tal y se rehúsan a reconocerlo. Pero la realidad es que existen cientos de miles de casos a nivel mundial y numerosos estudios que confirman su existencia, por lo que algunos gobiernos y organizaciones se han decidido a actuar para socorrer a los afectados.
¿Cuáles son los síntomas que se asocian a la sensibilidad electromagnética?
Estos indicios pueden llegar a variar entre cada persona, pero por lo general, suelen presentar los siguientes:
- Trastornos del sueño.
- Depresión.
- Cansancio.
- Dolores de cabeza.
- Agitación e irritabilidad.
- Falta de concentración y olvido.
- Dificultades para el aprendizaje.
- Cambios en la presión arterial.
- Infecciones.
- Dolores en extremidades y articulaciones.
- Hormigueo y entumecimiento.
- Pérdida de la audición y del equilibrio.
- Problemas oculares.
- Vértigo.
- Problemas digestivos.
- Deshidratación.
- Problemas de la piel.
- Sensibilidad a la luz.
- Hemorragias nasales.
- Daños al sentido del olfato.
- Mareos y nauseas.
- Arritmias cardíacas.
- Falta de aliento.
Del mismo modo, raramente se han presentado casos en los que algunos individuos han comenzado a tener problemas cardiovasculares así como la taquicardia. Cabe destacar que la mayoría de estos síntomas guardan una estrecha relación con lo que se conoce como sensibilidad química múltiple (SQM) por lo que, es muy habitual que una persona que sufre de una de esas condiciones también pueda sufrir de la otra .
Se puede dar el caso también de que se presente un efecto sinérgico, es decir, que los individuos pueden empezar a desarrollar algunos síntomas de ambas sensibilidades; pero, solo una de ellas mostraría indicativos. Este es un campo amplio y con un sinfín e posibles implicaciones que aún esperan seguir siendo estudiadas.
Entonces ¿se puede considerar a la electrosensibilidad como una patología?
Pese a que esta es una condición completamente es desconocida para muchos todavía, las investigaciones acerca de ella datan desde la década de los 40. Al momento que se crearon los primeros ordenadores y teléfonos móviles, muchas personas empezaron a sentir ciertas alteraciones en su salud, así como también en su calidad de vida.
Todo ello se atribuyó al uso de ambos dispositivos; sin embargo, los especialistas y médicos aseguraron que más bien se debió a causas psicológicas. Ahora bien, luego podremos comprobar que, con la creciente incidencia de ese cuadro clínico y que todas esas personas presentaban los mismos síntomas, se ha descartado que se tratase de una causa psicológica.
Al día de hoy, existe todavía mucho escepticismo alrededor de este tema. Sin embargo, países como Suecia dan el ejemplo en el reconocimiento de esta afección que, según su mayor estudioso en el mundo, el Dr. Olle Johansson, definitivamente no es una enfermedad, sino una discapacidad funcional en la que personas sensibles reaccionan a ambientes con condiciones no aptas.
¿Quién puede llegar a estar afectado por la electrohipersensibilidad a las ondas electromagnéticas?
Hablando de la población europea, se estima que esta patología, puede llegar a afectar a un 3% o 5% de la población. Sin embargo, resulta ser más predominante en personas que poseen un sistema inmunológico débil o vulnerable, como es en el caso de los ancianos y en personas enfermas e inmunodeprimidas. Igualmente, en aquellos que tienen un sistema inmunológico aún en desarrollo, como por ejemplo, los infantes (niños y bebés).
Es importante resaltar que, su desarrollo puede llegar a verse influenciado por alguna vulnerabilidad genética, además de la dosis y el tiempo que se haya expuesto a esas ondas electromagnéticas.
Existe un análisis profundo de Hecht y Balzer, con unos 878 trabajos científicos aproximadamente de literatura médica rusa, que aseguran que los síntomas de esta condición podrían llegar a manifestarse después de 3 a 5 años de contaminarse con las radiaciones. Específicamente dentro de esos primeros 5 años, evitar o reducir la exposición a estos campos podría eliminar los síntomas. No obstante, al pasar los 10 años pueden aparecer las señales más graves.
Cabe destacar que todos sufrimos efectos biológicos a nivel celular al estar expuestos a campos electromagnéticos de origen artificial, lo que afecta la salud y hace que aparezcan signos visibles en algún momento u otro. La diferencia es que las personas electrohipersensibles pueden sentir el deterioro y malestar al contacto inmediato, mientras que las demás personas podrían empezar a ver consecuencias a lo largo de los años.
Tratamiento para aliviar o eliminar los síntomas ocasionados por la sensibilidad electromagnética
No existe hoy un diagnóstico específico para la electrohipersensibilidad o especialistas médicos para tratarla. Durante las últimas décadas, las personas que han clamado sufrir este síndrome han optado por buscar soluciones por su cuenta, y muchas veces implican limitar el uso de tecnologías, algo que no es para nada ideal.
El mercado también se ha llenado de presuntas soluciones para protección electromagnética a lo largo de los años. Sin embargo, se ha demostrado que las soluciones anti-radiación podrían ser contraproducentes para los electrohipersensibles, pues el efecto de bloqueo genera mayor radiación en las adyacencias, entorpece el funcionamiento de los equipos, provoca mayor estática e interferencias, y priva a sus cuerpos de interactuar con los campos electromagnéticos naturales, que sí fomentan el correcto funcionamiento y bienestar de su organismo.
A raíz de esto, han surgido soluciones como SPIRO®, la única solución no-bloqueante para radiación electromagnética cuyo enfoque de filtrado elimina de la radiación las interferencias y la polarización artificial que provoca efectos biológicos negativos, por lo que evita todos los problemas comúnmente generados por las soluciones anti-radiación, lo que permite a los electrohipersensibles disfrutar de las bondades de tecnologías libremente y sin temor a malestares. Todo esto al tiempo que ven su calidad de vida mejorar, sus equipos funcionar mejor, y sus señales inalámbricas trabajar a máxima capacidad.
Además de soluciones efectivas y limpias para protección electromagnética, los expertos recomiendan a las personas más sensibles hacer cambios en su estilo de vida, tales como:
- Una dieta balanceada y rica en alimentos antioxidantes.
- Una hidratación adecuada.
- Disminuir al máximo el consumo de tabaco y alcohol.
- Ejercicio físico constante.
¿Cómo prevenir la electrohipersensibilidad que causan los campos electromagnéticos?
La prevención es el mejor tratamiento. Mucha gente podría recomendar la limitación en el uso de tecnologías, pero esa es una solución poco realista. La ventaja es que hoy existen soluciones preventivas como SPIRO®, cuyo uso evita los síntomas comúnmente manifestados por los electrohipersensibles y también evita los efectos de los CEM a largo plazo para quienes no son tan sensibles. A nivel personal, esta es una solución óptima y realista para usar tecnologías limpiamente.
Sin embargo, a gran escala, es tarea de gobiernos y organizaciones el trabajar en conjunto para encontrar soluciones que permitan manufacturar tecnologías limpias y libres de emisiones, trabajar en nuevas regulaciones respecto a niveles de emisiones permitidos en nuevas tecnologías a introducirse en el mercado, y urbanizar inteligentemente en función de proveer ambientes públicos limpios de emisiones y una completa accesibilidad para los más sensibles.