El día mundial contra la contaminación electromagnética se celebra todos los años el 24 de junio. En este artículo te contamos un poco más de lo que hay detrás de esta fecha.
El 24 de junio de cada año, diversas organizaciones y ambientalistas usan sus voces para generar conciencia sobre el crecimiento de la contaminación electromagnética. Últimamente hemos visto protestas de quienes buscan no ser afectados por los campos electromagnéticos (CEM) en varias ciudades y países. Pero existe el riesgo inevitable de estar expuesto a los campos electromagnéticos, e incluso es necesario, ya que el mismo campo magnético de la tierra nos rodea y cumple una función de vital importancia para el equilibrio de la naturaleza.
Pero, ¿qué pasa con los campos electromagnéticos artificiales? Bueno, esos son el verdadero problema, porque generan electrocontaminación o electrosmog, que es un fenómeno asociado a la proliferación de infraestructuras eléctricas, el desarrollo tecnológico y las redes de telecomunicaciones.
La contaminación electromagnética, la contaminación CEM o la contaminación electromagnética no es un fenómeno nuevo, pero ha estado creciendo rápidamente en los últimos años debido a los avances tecnológicos y al auge de las conexiones inalámbricas. Sin embargo, en una fecha como esta, queremos reiterar que este problema no se debe combatir dejando de usar tecnologías o ralentizando su avance, sino con políticas públicas y ambientales más efectivas, y con mayores esfuerzos para generar soluciones y tecnologías más limpias.
Para entender mejor el motivo de una fecha como esta, queremos contarte un poco más sobre cómo ha evolucionado la contaminación electromagnética en nuestro planeta desde que empezamos a usar electricidad.
La Guerra de las Corrientes: una historia importante detrás de la contaminación electromagnética
A finales del siglo XIX, cuando la humanidad comenzaba a saber de la electricidad, Thomas Alva Edison y Nikola Tesla iniciaron una especie de concurso para ser elegidos para la distribución del suministro público de electricidad. De esta batalla comercial surgió la «guerra de las corrientes».
Edison ya tenía un gran reconocimiento por la invención de la bombilla y decidió poner todo su empeño en hacer de su empresa, General Electric, la pionera en iluminar ciudades enteras con el sistema de corriente continua (DC). Nikola Tesla comenzó a trabajar en General Electric, pero sus ideas no coincidían con las de Edison; porque rápidamente demostró los fracasos del uso de la corriente continua y propuso cambiar la estrategia por la corriente alterna (CA), un sistema que, gracias al uso de transformadores para subir y bajar tensiones, permite ampliar las distancias de transmisión y hacer la transferencia más fácil.
Tiempo antes de la llegada de Tesla a General Electric y tras un intento fallido de asociarse con Edison, George Westinghouse fundó Westinghouse Electric, quien también quiso sumarse a la competencia para llevar la electricidad a todos los rincones de las ciudades.
Cuando Tesla decidió separarse de Edison, llevó sus ideas a Westinghouse, quien rápidamente vio el potencial y decidió apoyar a la corriente alterna. Luego, Edison usó un generador Westinghouse como fuente de energía para la primera silla eléctrica para así demostrar que este tipo de energía podía matar a los humanos. Si bien esa afirmación era cierta, la opción de Tesla era la más conveniente para la distribución de electricidad a las puertas de aquella revolución industrial, y, como saben, sigue siendo la tecnología dominante, aunque no es la más conveniente para esta 4ª revolución industrial de la hiperconectividad.
En un conflicto como este, que hoy es un hito en la historia científica, se utilizaron posiciones extremas para demostrar la nocividad de la electricidad. Estos no son los ejemplos más adecuados para mostrar los daños reales que causa la electricidad en la actualidad, ya que los verdaderos daños se producen por mecanismos muy sutiles de degeneración celular que acumulativamente suceden como un efecto atérmico que suele pasar desapercibido, pero hay algo de realidad en las teorías esbozadas por Edison sobre la corriente alterna. Hoy sabemos que es un hecho comprobado que realmente existen efectos nocivos y que la corriente alterna tiene un mayor impacto en la salud.
La evolución de la contaminación electromagnética hasta hoy
Durante más de 50 años, la contaminación electromagnética estuvo más asociada a los empleados de las instalaciones industriales o de las empresas eléctricas, quienes realizaban las conexiones de alta tensión en las líneas eléctricas. Se han estudiado alrededor de 140.000 trabajadores durante 30 años en los Estados Unidos y se ha encontrado que tienen un mayor riesgo de cáncer como consecuencia de esta exposición. En comparación con los trabajadores de otros tipos de industrias, son específicamente un 194 % más propensos que el promedio.
Por otro lado, durante la Segunda Guerra Mundial y los años de la Guerra Fría, creció el uso de las ondas de microondas en la tecnología militar experimental y también se realizaron muchos estudios para determinar las posibles implicaciones para la salud. Hoy en día, hay una gran cantidad de informes famosos sobre este asunto que datan de la década de 1940. Posteriormente, la tecnología de microondas comenzó a utilizarse cada vez más, y hoy en día se sigue utilizando de forma masiva en toda la población.
Luego, en la década de 1980, llegó el primer teléfono celular, marcando el comienzo de una era con contaminación electromagnética más avanzada y generalizada; así que, a medida que los teléfonos celulares se generalizaron, toda esta contaminación de las áreas industriales también se trasladó a los hogares y las oficinas. Hoy en día, cada vez más objetos se conectan a internet a través de las nuevas generaciones de telecomunicaciones y Wi-Fi, la cual es una señal altamente contaminante y cada vez más masificada. De la misma manera, cada día nuestras necesidades tecnológicas siguen creciendo y seguimos integrando dispositivos a nuestra vida.
Pero el uso de tecnologías no debería ser un problema. Como especialistas en mediciones ambientales y control de exposición electromagnética, sabemos a ciencia cierta que es posible crear tecnologías más limpias, y creemos firmemente que podemos seguir utilizando tecnologías de la mano de soluciones como nuestros filtros SPIRO®. También reiteramos que es importante trabajar en consenso para crear conciencia sobre los efectos nocivos, regular los niveles de electrosmog y desarrollar tecnologías más amigables con el cuerpo humano.
Nuestras soluciones SPIRO® fueron diseñadas para filtrar los efectos nocivos de la contaminación electromagnética, mejorando la calidad del medio ambiente y protegiendo nuestra salud. Las soluciones basadas en la tecnología SPIRO® son los únicos productos de protección electromagnética capaces de filtrar la contaminación electromagnética sin necesidad de bloquear el paso normal de las ondas electromagnéticas, mejorando así el rendimiento de los dispositivos y las señales.
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